¿Cómo
empezó todo?

Muchabucha nació en 2016 cuando Emily, en busca de una solución natural para sus problemas digestivos, descubrió la kombucha. Tras probar distintos remedios sin éxito, una amiga le regaló un SCOBY (Symbiotic Culture of  Bacteria and Yeast) y una receta que la llevó al fascinante mundo de la fermentación.

En cuestión de semanas, su bienestar mejoró notablemente y decidió compartir este descubrimiento con más personas. Así nació Muchabucha, con el propósito de hacer accesible una kombucha auténtica, natural y llena de beneficios.

Hoy, Muchabucha es un proyecto turrialbeño liderado por dos mujeres, comprometidas con la calidad, la innovación y la promoción de un estilo de vida consciente a través de la kombucha artesanal.

Mujeres que emprenden
con sabor, ciencia y corazón

Emily Fung
Fundadora y Directora
Bióloga de profesión y apasionada por la fermentación, Emily encontró en la kombucha la combinación perfecta entre ciencia, bienestar y creatividad.

Inspirada por su propia experiencia y su amor por la experimentación, desarrolló un producto artesanal de calidad, explorando combinaciones únicas con frutas y flores.

Para ella, la kombucha es más que una bebida: es un ecosistema vivo que permite innovar y conectar con la naturaleza.
Alejandra Ospina
Innovadora y creadora
Ingeniera forestal con una mente analítica y creativa, Alejandra se sumó a Muchabucha con la intención de mejorar procesos y optimizar la producción.

Lo que comenzó como una colaboración técnica se transformó en una verdadera pasión por la fermentación y sus infinitas posibilidades.

Junto a Emily, experimenta constantemente con ingredientes y métodos para ofrecer siempre lo mejor.

Muchabucha
es más que kombucha

Desde el inicio, nuestra misión ha sido llevar la kombucha a más personas, sin importar su estilo de vida. Creemos que esta bebida no debería ser un lujo ni un producto exclusivo, sino una opción accesible para todos los que buscan algo natural, saludable y lleno de sabor.

De ahí nació nuestro nombre: Muchabucha, porque queremos que haya mucha kombucha para todos. Pero nuestro compromiso va más allá de la bebida. La sostenibilidad y el bienestar animal son parte de nuestra esencia.

Desde el reciclaje de botellas hasta el uso de ingredientes naturales y prácticas responsables, buscamos no solo crear una kombucha de calidad, sino también dejar una huella positiva en el planeta.

Solo hacemos
kombucha que
nos encanta beber

Lo que diferencia a Muchabucha de otras kombuchas en el país es nuestro sabor distintivo.

Creemos que, aunque la kombucha es buena para ti, no tiene por qué tener un sabor medicinal. Hacemos nuestra kombucha para que sea disfrutada por todos, con una variedad de sabores deliciosamente únicos, y nos esforzamos por hacerla accesible en todas partes.

La magia de
la kombucha

¿Qué es la Kombucha?

Todo el mundo habla de esta bebida y la ves en todas partes, pero, ¿sabes realmente qué es la kombucha? La definición más simple es que es té fermentado. Sin embargo, hay más en esta historia.

La kombucha es una bebida ligeramente efervescente y no alcohólica, elaborada a partir de té y azúcar, con un sabor único que probablemente nunca has probado antes. La kombucha se produce mediante la fermentación de té endulzado con una colonia de bacterias y levaduras conocida como SCOBY (Symbiotic Culture Of Bacteria and Yeast). Este proceso transforma el azúcar en ácidos orgánicos y probióticos beneficiosos.

Con su característico equilibrio entre dulzura y acidez, la kombucha no solo ofrece una experiencia sensorial única, sino que también se ha popularizado por sus beneficios para la salud digestiva y el bienestar general. Es una opción cada vez más buscada por quienes desean mejorar su bienestar integral.

LA MÁGICA HISTORIA DE LA KOMBUCHA

La aparición de la kombucha está envuelta en misterio y fascinación, como muchas de las grandes historias de la humanidad. Aunque sus orígenes exactos son difíciles de rastrear, la ciencia ha reconstruido una narrativa encantadora. Hace siglos, en una región de la actual China, una sonriente y arrugada mujer asiática preparó con cariño un té dulce. Sin embargo, olvidó la mezcla en el borde de una ventana.

Las levaduras silvestres, presentes en las frutas, en la corteza de los árboles y en el suelo fértil, encontraron su camino hacia esta infusión. Al mismo tiempo, las bacterias también se asentaron en la superficie, creando una delicada película de celulosa mientras transformaban los azúcares. Este proceso, aunque accidental, resultó en una bebida ligeramente efervescente y llena de probióticos beneficiosos. La película resultante se asemejaba a las algas (kombu) y al té (cha), inspirando a la mujer a nombrar la bebida como "kombucha".

En el año 221 a.C., la kombucha ya era consumida por la más alta aristocracia china y, unos 200 años más tarde, ganó fama mundial cuando sanó a un emperador de Japón de sus males digestivos. Fue entonces cuando recibió el apodo de "elixir de la eterna juventud". Se dice que los famosos samuráis la tomaban para tener más energía en sus batallas. A lo largo de la historia, la kombucha ha sido conocida como el "Té de la Inmortalidad" o el "Elixir de Vida", especialmente valorada por los viajeros de la Ruta de la Seda por sus propiedades energizantes y rejuvenecedoras.

La kombucha se extendió de Asia a Europa y luego al continente americano, manteniéndose viva a través de generaciones que elaboraban la bebida en casa. Conocida por diversos nombres a lo largo de la historia, la kombucha era pasada de generación en generación, conservando su legado y beneficios para la salud.

Hoy en día, la kombucha ha resurgido con fuerza, convirtiéndose en una bebida popular entre aquellos que cuidan su salud. Su característico equilibrio entre dulzura y acidez, junto con sus beneficios digestivos y de bienestar general, la han colocado en el centro de atención como una opción saludable y deliciosa, continuando su legado milenario.

¿QUÉ HAY DENTRO DE UNA BOTELLA DE KOMBUCHA?

  • Ácidos orgánicos (ácido acético, glucurónico y láctico), favorecen la desintoxicación hepática y equilibran el pH corporal.
  • Vitaminas del complejo B (B1, B6) y vitamina C, esenciales para el metabolismo celular, el sistema nervioso y el sistema inmune.
  • Probióticos (bacterias y levaduras vivas), que contribuyen al equilibrio de la microbiota intestinal.
  • Antioxidantes provenientes del té y frutas naturales, que combaten el estrés oxidativo.
  • Enzimas activas, que mejoran la digestión y la absorción de nutrientes.
  • Trazas de alcohol (<0.5%), resultado natural del proceso de fermentación.
  • Azúcares residuales muy bajos, ya que son consumidos en gran parte durante la fermentación.